De homosexuales, maricones y vestiduras rasgadas

 

La lucha de los homosexuales en defensa de sus derechos ha sido titánica, especialmente en un país como es España, en el que hace no demasiado tiempo, no sólo eran despreciados sino apaleados en calles y comisarías y prohibidos en su propia condición. Y es que ser homosexual no sólo era pecado, es que era delito. La democracia trajo la igualdad, a nadie se le puede discriminar por razón de sexo, religión o ideología, pero los que nos criamos en épocas anteriores, aún siendo muy tolerantes, hemos utilizado la expresión maricón como término despectivo desde la niñez. No tiene nada que ver con la ideología política, conozco gente muy de izquierdas para los que el término maricón sigue siendo el peor insulto.

Afortunadamente y cada día más, el lenguaje va cambiando y el término gay se ha ido imponiendo y ha dejado de ser un insulto para pasar a ser una simple descripción de una opción sexual.

Yo tengo muchos amigos gais, no son mis amigos por ser homosexuales, son mis amigos porque me caen bien, porque me gustan como personas y porque su opción sexual me la trae al pairo, o sea, me la refanfinfla. De hecho, uno de mis buenos amigos, del cual no voy a decir su nombre porque no viene al caso, ha sido desde finales de los años sesenta el presidente de la asociación pro derechos de gais y lesbianas del Reino Unido. Fue él quien se reunió con Tony Blair en Inglaterra y logró sacar adelante la ley de unión de parejas homosexuales.

Precisamente en la época en que estaba la controversia en los medios de comunicación española por el matrimonio entre homosexuales salí a cenar con él y hablando del tema me contó cómo había sido su reunión con Tony Blair. Lo transcribo aquí literalmente como me lo contó:

“Fui a ver a Tony a última hora a su despacho, me recibió con una cara muy seria y me dijo:

- John tenemos un solo problema para poder aprobar la ley.

(Lo miré preocupado y le pregunté:

- ¿Cuál Tony?,

- No se puede llamar matrimonio porque levanta muchas ampollas, tiene que llamarse unión de parejas homosexuales.

-¿Pero nos dan los mismos derechos?,

-Sí, exactamente los mismos que un matrimonio heterosexual.

-Entonces no hay ningún problema Tony, esto es por lo que llevamos luchando desde hace décadas, el nombre es lo de menos, lo importante es la igualdad de derechos.

Nos dimos la mano y así acabó todo.”

Yo le escuché asombrado, porque yo imaginaba la reunión de Zapatero y Zerolo en la Moncloa de la siguiente manera:

- José Luis necesitamos los mismos derechos que las parejas heterosexuales

- No hay problema, ¿cómo quieres que se llame?

- Me da igual, lo importante son los derechos

- No, Pedro, lo importante no son los derechos es joder a la derecha

- Ahh pues también es verdad, entonces matrimonio

- Bien pensado Pedro, bien pensado, que así jodemos a la derecha y a la Iglesia al mismo tiempo y como ya le diré al amigo Iñaki aquí lo que hace falta es tensión, mientras más se solivianten, más cerca estarán de la imagen que nos interesa de ellos.

¿Les suena? Me da que esa reunión desgraciadamente fue bastante parecida a lo que cuento.

Particularmente me parece estupendo que dos hombres o dos mujeres que se quieren puedan casarse. Al final que se llame matrimonio o no, es una cuestión semántica que particularmente también me la trae al pairo, aunque no se hubiera montado el lío que se montó si se le hubiera llamado unión en vez de matrimonio y creo que a los implicados les hubiera dado igual (si de lo que se trataba era de derechos y no de tocar narices) pero ya eso es agua pasada.

En realidad este artículo de lo que va es de Maspalomas y de las imágenes que han salido en la televisión nacional y sobre todo de rasgamientos de vestiduras. Pero quería dejar claro antes que nada que yo no soy homófobo.

A ver si me explico, he pasado unos días en la playa de Maspalomas, playa en la que pasé todas las vacaciones de mi niñez y a la que hacía más de diez años que no iba a pasar unos días. Desde que era joven, aun no siendo un gran amante de tirarme al sol como un lagarto, cuando lo hago me gusta hacerlo desnudo, con lo cual siempre hemos ido a la zona nudista de la playa. Dado que en los últimos años íbamos por la playa del Inglés, nos parábamos al poco de llegar a la zona nudista y rara vez y sólo de paseo llegaba hasta Maspalomas. Este año he frecuentado la zona nudista de Maspalomas que queda muy cerca de la zona gay. Y… ¡ñós! ¿¿Esto qué es?? ¡¡CHACHO SODOMA Y GOMORRA!! En el agua, en la arena, junto a la orilla, sin pudor ni recato con las astas (no sé si me entienden) alzadas, de a dos de a cuatro o de a cincuenta en el quiosco y en las dunas.

Mi mujer y yo lo comentamos, no somos precisamente mojigatos, pero la verdad es que nos pareció un espectáculo lamentable. Yo respeto a las personas, sean homosexuales o heterosexuales, pero allí lo que había era una panda de maricones guarros y exhibicionistas. Y lo digo con todas las connotaciones negativas de utilizar la palabra “maricón” como un insulto que no tiene nada que ver con la homosexualidad o ser gay o afeminado.

Si hubiera visto lo mismo pero con heterosexuales, hubiera pensado igual, aunque el término usado para el insulto hubiese sido otro evidentemente.

Hay una cuestión de lógica en todo esto, la playa y las dunas son un espacio común de todos los usuarios, si tú te quieres organizar una orgía, móntala en un espacio privado. La sexualidad de cada uno es privada y puede hacer uso de ella como quiera siempre que no atente contra los demás. Las imágenes que yo vi ofenden y mira que a mi es difícil ofenderme, pero es que además pensé en que pasaría si fuera paseando por allí con dos niños pequeños.

No señores homosexuales, están equivocados, somos iguales pero no sólo somos iguales en derechos, también lo somos en obligaciones y responsabilidades. Ustedes no pueden montar estos tenderetes en la playa y forzar a que haya una reacción para después victimizarse porque se les discrimina. De acuerdo que somos el paraíso de la tolerancia, pero es que todo tiene un límite y no le den la razón a los que piensan que es preferible prohibir para limitar que permitir, porque con la permisividad siempre se llega al exceso. Usen de la libertad pero no abusen de ella traspasando el límite de la libertad de sus semejantes. Si quieren estar desnudos en la playa, perfecto, a mí también me encanta, pero entre la desnudez y la obscenidad hay un paso que hay que respetar, si no por ti, sí por los otros usuarios.

Y como final a este artículo no quiero pasar por alto las voces, tanto de ciudadanos como de políticos que ahora se rasgan las vestiduras tratando de matar al mensajero. Señores, no griten ni se ofendan lo que se vio en ese programa no es Gran Canaria, ni es Maspalomas, pero sí forma parte de lo que está ocurriendo aquí. Hemos vendido la isla para el turismo gay porque tiene mayor poder adquisitivo, en Alemania se vendía desde hace años Gran Canaria como un paraíso gay especialmente en las dunas de Maspalomas. Interesaba que fuera así y todos encantados, nadie y repito NADIE puso coto a lo que se puede y no se puede hacer. Mientras éramos el paraíso de la libertad y la permisividad, se aplaudían ustedes mismos por fomentarlo, ahora que el tema se ha ido de las manos y se ve en televisión la cara oscura de la libertad, es cuando desde el cabildo y otras instituciones grancanarias políticos horrorizados pretenden lavar una imagen cada día más deteriorada.

¿Y ahora qué? ¿Cómo lo piensan solucionar? ¿Van a poner policías en las zonas para que no se desmadre la vasca? ¿Cómo piensan mejorar la imagen de Gran Canaria? ¿Qué pasaría si así de entrada en vez de enviar las tropas a salvar la moralidad, reparten unos panfletitos que digan: “Las dunas son de todos respétalas y respétanos”? Y quizás otro (y perdónenme la bastada) que diga: “Aquí se viene a descansar y divertirse se folla en casa” Mensaje que puede ser llevado en una pancarta en avioneta, por ejemplo.

Juan Carlos Domínguez Siemens