lunes, 29 de junio de 2009

El portavoz de los muertos

Este título no es mío, me encantaría que fuese así, pero lo cierto es que hace más de veinte años se me adelantó el genio número uno de la Ciencia Ficción mundial: Orson Scott Card que le dio este título al segundo libro de la serie “El juego de Ender”.

Para los que no hayan leído la saga de Ender, se la recomiendo, pues es sin duda la mejor serie de Ciencia Ficción que se ha escrito. De hecho, nunca en la historia ha habido otro escritor que haya ganado los premios “Nébula” y “Hugo” (equivalentes a los “Oscar” y el “Novel” de la Ciencia Ficción mundial) dos años consecutivos y además con dos libros de la misma saga.

Pero no es de los libros de lo que quiero hablar, sino de “El portavoz de los muertos” o más bien, las labores que desarrolla el personaje.

En el libro, Ender viaja allí donde una muerte incomprensible ha dejado resquemores entre diferentes civilizaciones. Intenta entender las razones por las que se ha producido y finalmente habla en el funeral por el muerto, para los vivos.

A mí me pareció cuando leí el libro un trabajo fascinante y después de casi veinte años, casi sin querer, me he dado cuenta de que yo, de alguna forma, estoy haciendo de portavoz de los muertos también. Los que hayan leído mi blog, se habrán dado cuenta de que aunque empecé a utilizarlo como un vehículo para dar a conocer mis relatos cortos, ha terminado siendo un batiburrillo de escritos donde la muerte tiene un papel preponderante. De hecho, en mis relatos también es una constante del todo inconsciente.

He contado mi experiencia personal con la muerte de mi hermano, un relato que titulé “Una noche sin Dios” en una versión corta y “El día que no pude morir” en su versión larga. También he publicado cartas de funeral y despedida por mis abuelos y por una amiga. He incluido reseñas de vida por antepasados a los que sólo conocí por referencias familiares, etc. etc. Incluso me atreví a hacer la lectura de mi escrito en el funeral de mi abuela Pepa y la lectura de misa por el de mi abuela Angelina.

Y reconozco que la experiencia me fue grata, me sentí mejor por hacerlo, tanto… que retomé mi idea del portavoz de los muertos y entré en el santuario de Google buscando algún tipo de trabajo que se le asemejara. Y hete aquí que me encontré con este artículo: Portavoz de los muertos

Para los que no les apetezca leerlo, les resumo: lo escribe alguien que vive en Holanda y tiene una amiga que trabaja como portavoz de los muertos. Su trabajo consiste en eso precisamente, en preparar los funerales. Claro que en Holanda las cosas funcionan diferentes que aquí en España, a los muerto no hay tanta prisa por enterrarlos.

La costumbre es que entre la defunción y el entierro pase aproximadamente una semana, así da tiempo de enviar una tarjeta de funeral a todos los amigos y familiares del difunto. Durante esa semana, los portavoces de los muertos se reúnen con la familia y les ayudan a prepararse para despedir al difunto.

Todo termina el mismo día del entierro, en el que se hace el funeral, los amigos y los familiares dicen unas palabras hablando de cómo fue la vida del fallecido, cuentan anécdotas divertidas y mientras tanto en pantallas de televisión gigantes se pueden ver imágenes de la persona en vida.

Aunque yo personalmente no lo haría así, la idea me sigue pareciendo fascinante. A medida que uno va envejeciendo, lo primero que se le multiplican son los entierros y funerales que poco a poco van convirtiéndose  en rutina semanal. Durante el año pasado y éste, he tenido que ir muchas veces a los diversos tanatorios de la ciudad y cada vez que he ido lo primero que me pasa por la cabeza es: que es el lugar menos idóneo para despedir a un ser querido.

No es el lugar apropiado para, independientemente de las creencias religiosas de cada uno, hacer esa última revisión de la vida en común. Ese último trabajo donde las lágrimas y el perdón mutuo es necesario para la paz del finado y la tranquilidad de los vivos.

Quizás algún día reúna fuerzas para iniciar mi camino como verdadero portavoz de los muertos, ayudar a los vivos y a los muertos a despedirse y descansar en paz.

Mientras tanto… valgan mis reflexiones como invitación a quien quiera ser ayudado.

 

Juan Carlos Domínguez Siemens

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