martes, 4 de noviembre de 2008

Diario de viaje (II) Llegada al Hotel América y el manuscrito sobre confusiones peligrosas

Curiosa forma de conducir la de los caboverdianos, van dándose toques de bocina unos a otros y sacando la mano por la ventana con el pulgar hacia arriba a modo de saludo. Una de las cosas que más sorprenden de Praia es que siendo una ciudad de escasamente 100.000 habitantes tiene cerca de ochocientos taxis. Pero ya hablaré de esto cuando cuente mis conversaciones con Ze que fueron muy instructivas acerca del funcionamiento e idiosincrasia de los habitantes de Santiago.

Llegamos al Hotel América. América es un nombre muy grande para un hotel, pero en este caso “hotel” es un nombre exageradamente enorme para la mierda de pensión que era aquella. Antes de subir, Ze me miró divertido y me advirtió: sé que su portuñol es fluido pero no cometa el error de todos los españoles que con su idea de que todas las palabras que terminan en “cion” se traducen al portugués en “çao” llegan y piden las llaves de la habitaçao, cuando en portugués habitación es “Quarto”. Le di las gracias -a pesar de que me empezaba a caer gordo el enteradillo aquel- y subí a la recepçao.

El alma se me cayó a los pies cuando vi el “quarto” que era efectivamente un “cuarto” de la habitaçao que yo tenía en mente. Para que se hagan una idea, tenía una cama y una mesa con una silla que chocaba con la susodicha cama. Para poder utilizar el escritorio tuve que mover la cama y poner la mesa en mitad del minúsculo pasillo. La sorpresa fue cuando me di cuenta de que la libreta que uso es más grande que la mesa. Al baño había que entrar de lado porque no se cabe de frente y si tienes que hacer tus necesidades no cierra la puerta...en fin, dejémoslo ahí. Cuando me acosté de noche, las sabanas estaban sucias del último inquilino y la almohada olía a marisco...

Eso sí, en la minúscula mesita de noche una “Holly bible” para pasar las horas, la cogí mientras me venían a cambiar las sabanas y las fundas de almohadas y hojeándola resbaló un papel que descansaba entre las hojas. Lo recuperé del suelo y vi que eran un par de cuartillas dobladas en cuatro. Las desdoblé intrigado y me encontré con un documento que transcribo íntegro porque no tiene desperdicio:

MANUAL PRACTICO PARA EVITAR CONFUSIONES PELIGROSAS

Mi nombre es Diego Marrero Galindo, llevo quince días estancado en esta asquerosa ciudad de Praia, esperando a que me reciban unos funcionarios del gobierno para los que mi tiempo no vale nada. Tras haber pasado por diferentes fases de desesperación me he decidido a escribir este pequeño breviario sobre las palabras que pueden llevar a graves confusiones por su equívoco significado entre el portugués y el español. Espero con ello poder matar el tiempo y que le sirva de ayuda a algún compatriota que como yo se vea en esta situación de espera desesperada, en este confín del mundo aun por civilizar.

Voy a empezar con la primera desgraciada confusión que tuve por una palabra, creo que la causante de parte importante de mis males.

LIGAR: aprenda de mi, si un funcionario o funcionaria les dice que le van a ligar, no se lo crean, no piensen como yo, desgraciado de mi, pensé que me querían llevar a la cama. No. Lo que te están diciendo es que te van a llamar por teléfono, yo le respondí al tipo que se iba a ligar a su puta madre y...creo que no le gustó nada.

Si te hablan de una mujer PRIETA, no te están describiendo sus carnes duras, sino su color negro.

Si te dicen que alguien está BRINCANDO, no significa que haya tomado mucho café y esté nervioso, simplemente está bromeando.


....Próximamente mas

1 comentario:

Gaviota dijo...

Francamente, no tiene desperdicio la descripción: primero del "4º" y segundo la del pobre lector de biblias, escondedor de desahogos.
Habida cuenta de que el Sr. Almeida, Secretario del Ministerio equis, fue generosamente tratado en su visita a Canarias y hospedado en uno de los mejores lugares de "por aquí", podía haber cogido algún recorte...
En fin, cosas de allá. Aún queda mucho por hacer.