miércoles, 20 de agosto de 2008

El Cantautor (relato corto)

Lo conocí por casualidad. Luis el dueño del cafeto que frecuentaba, se subió una noche al pequeño escenario y lo presentó como su amigo el cantautor que venía a tocar unas canciones. Se oscurecieron las luces y comenzó entonar sus lamentos, cuando terminó aplaudimos como es de rigor. Su grupo de amigos, más, claro, incluso lo jalearon para que hiciera un bis. Y lo hizo.

A la semana siguiente volvió con su grupo, más otros cantautores de su cuerda. Mi amigo Francis, al verlos dijo: ¡vaya, hoy las lloronas vinieron en grupo! Y era cierto. Otra sesión de llantos quejumbrosos a lo mal que la vida les trataba, con distintas palabras, compitiendo por ser el más desgraciado de la sala.Mientras entonaba su canción de amor desesperado, la rubia de la barra miraba emocionada. Al terminar la última, se acercó a hablar con ella. Salieron juntos del café, de la mano.

Durante un mes continuó su romance, ella extasiada mientras el baboso repetía sus lamentos con mil ochenta y ocho letras distintas para contar la misma desgracia: su vida.

Un día llegó solo, observó a la morena de la barra y guiñándole un ojo le dedicó una de sus composiciones. Justo cuando cantaba lo maltrecho que estaba su corazón de tantas heridas de mujeres que lo malquerían, entró la rubia por la puerta. Se dirigió a la barra, habló con Luis unas palabras y cuando el cantautor terminó su canción, subió al escenario.

Agarró con cierta rabia la guitarra que estaba apoyada en el amplificador. Miró al público, al cantautor y a la morena de la barra, se aclaró la voz y dijo: esta canción se la dedico a todas las idiotas que pululan por las barras de los bares creyéndose las mentiras hechas canciones. Y con una voz dulce y melodiosa que se iba rajando por momentos cantó esta canción:

Eres, tú, si tú
Egoísta, quejica y embustero
Llorona de bar de medio pelo
Sientes que tu vida es lo primero
Pero mi amor, si tú vales cero
Me engañaste a mí, como a otras primero
Me llevaste al huerto
A mí, como a tantas otras primero
Con engaños y mentiras
Como es todo en tu vida
Pero tu corazón de hielo
Estúpido de noche y de día
No va a engañar a nadie más
Al menos en este bar
Porque hoy van a saber todos
Que tanto lloro, tanto lamento
Tanta melancolía
Te viene de que tienes el pito….
¡ASÍ DE CHICO!

Esta última estrofa la cantó sin guitarra y cuando entonó la última frase señaló el tamaño justo entre el pulgar y el índice (insignificante por cierto). A estas alturas el cantautor no sabía dónde meterse, la morena, se había apartado y toda la sala en peso lo miraba. La rubia bajó del escenario y empezó a repartir panfletos, cuando llegó a nuestra mesa, vimos sorprendidos que era una foto de él en la ducha con su minúsculo pene entre las piernas.

Una vez repartido por toda la sala, la rubia se enfrentó al energúmeno, le dio un sonoro bofetón y le soltó: que te sirva de lección ¡gilipollas! Y volviéndose a la morena: y tú, ya sabrás lo que haces.Salió del local con aire de leona con su melena rubia al viento.

De él no se ha vuelto a saber nada. Y como me decía el otro día mi amigo Francis: ahora que por fin tenía algo real por lo que llorar….


Fin

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