jueves, 21 de agosto de 2008

Cuando golpea la tragedia

Desde primeras horas de la tarde cuando tuve conocimiento del accidente, que empezó con diez victimas mortales, las noticias fueron de mal en peor, hasta que se confirmó la magnitud de la tragedia. ¡Ciento cincuenta y pico muertos! Familias enteras. Uno no puede menos que ponerse en el lugar del que espera en el aeropuerto, acto tan cotidiano para un canario, e imaginar lo que debe ser pasar de la ilusión de la bienvenida, al mazazo de saber que nunca regresarán los seres queridos. ¡Dios mío! ¿Que se le puede decir a quien pierde de esta manera a su amigo, hermano, padre, hija o al ser amado?

Vivimos en una isla, en las islas aunque no nos conozcamos todos, si que estamos todos interconectados, aunque ningún familiar tuyo cayera en ese vuelo, seguro que habrá el de un amigo, compañero de trabajo, amigo de amigos o simplemente conocidos. El caso es que la tragedia nos afecta a todos, porque es como una gota de sangre que cae en un vaso de agua y la tiñe de rojo. ¿Y que decirle a mi amigo que perdió a su mujer y su hijo? ¿Cómo consolar al que perdió parte de su vida en el vuelo JK 5022? ¿Cómo debe actuar la sociedad canaria en general para afrontar los días de luto y dolor que se avecinan?

No soy experto en el tema, pero si sé una cosa, el dolor tiene que salir y todos tenemos que ayudar a darle expresión, porque todos sin excepción en esta isla vamos a ser tocados por él. Se harán actos públicos, serán dolorosos y emotivos, es una ocasión para soltar las lagrimas de empatía, porque no estaremos llorando sólo por los que cayeron, sino por los que quedaron. Por los que durante mucho tiempo vagarán por la vida buscándole sentido a lo que ocurrió el veinte de Agosto del año 2008, día en que se sesgaron las vidas de tantos al mismo tiempo.

Muchos serán salvados por sus creencias: “Dios lo quiso así, quien soy yo para oponerme a sus designios”. Y allá donde estén estarán mejor que aquí. Yo así lo creo. Creo firmemente en que la vida no es más que un corto espacio de tiempo que dedicamos al aprendizaje, que la conciencia perdura y es eterna. Que cuando nos despojamos del cuerpo, nuestra alma vuela libre a integrarse en un infinito del que formamos parte. Pero los que no creen, los que piensan que esto es todo y que después no hay nada... lo van a pasar peor, porque es difícil consolar a quien golpea la tragedia. Porque la soledad y la tristeza son difíciles de conllevar sin creencias.

Los huecos que dejarán los que no llegaron en ese vuelo, serán difíciles de llenar, pero si algo me ha enseñado la vida, es que de todo se sale y aunque uno entre en un túnel oscuro que aparenta no tener salida, al final siempre hay luz. El camino no será fácil, pero desde aquí, desde mi corazón les expreso mis condolencias. Y animo a todos los que están desgarrados por la tragedia a que despidan a sus seres queridos y que encuentren en los que siguen aquí con ellos, los motivos para seguir viviendo.

Juan Carlos Domínguez Siemens

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