lunes, 21 de julio de 2008

Una carta, un funeral y un poema

Mientras yo hago mis pinitos intentando lograr a través de la escritura una digna manera de comunicarme con el mundo que me rodea, tengo una hermana, mi hermana preferida, que escribe como los ángeles y no los de Charly precisamente.

Si les gusta el arte, la moda, el diseño o simplemente leer a alguien con buen gusto, les recomiendo que lean sus artículos en Vogue o cualquier otra de las revistas y periódicos en los que escribe. Basta que entren en google y pongan “Ana Domínguez Siemens” y les saldrá una larga lista de sus escritos, entrevistas y artículos.

Esta introducción viene, porque recibí una carta de ella esta mañana, que transcribo íntegra, por ser ante todo una carta entre hermanos y como referencia, el funeral que ayer se le hizo en Madrid a mi abuela. Es que escribe tan bien...


Dear Brothers Juan Carlos y Fernando,

Ayer hicimos una misa por Mamá Angelina. Como ustedes no pudieron estar les cuento cómo fue todo. Se celebró en la iglesia del Convento de Las Trinitarias del siglo XVII, que está en mi calle y es una capílla relativamente pequeña y muy bonita donde está enterrado Cervantes. Yo creo que un sitio muy apropiado y que a Mamá Angelina le hubiese gustado. El día anterior compré un gran macetòn de anturios, la flor preferida de nuestra abuela, que les dejé a las monjas de clausura a través del torno y las colocaron delante del altar. Quedó muy bonito.
A la misa vinieron Ana Isabel y su madre, Angie con unos amigos, Pachi con Ana y Carmen, y algunos amigos míos como Cristina Sosa, por ejemplo y algunos que ustedes no conocen. El cura estuvo muy simpático, yo fui con Carmen antes de la misa a enseñarle una foto y él se quedó impresionado de la "distinción" de nuestra abuela, cosa que dijo cuando la mencionó y cuando Pachi fue después a llevarle un donativo para el convento le dijo muy afligido que de todo lo que había dicho se olvidó de decir lo guapa que era!
Durante la misa cantaron las monjas de clausura a través del coro. Y hubo un momento glorioso en que Pachi empezó a cantar "Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del Universo..." en un tono de barítono espectacular con consiguiente ataque de risa mio, y otro momento en que cuando nos hicimos la señal de la cruz y yo intenté imitarlo a él lo hicimos fatal y el señor del banco de atrás dijo "estos dos no saben presignarse!"
Después fuimos todos a tomar un aperitivo a La Dolores, sitio tradicional madrileño para tal cosa, y después di una comida en mi casa para todos los que quisieron venir. Angie no se quedó pero Ana Isabel y su madre sí. El menú era sopa fria de melón con menta, pastel de pescado con papas sancochadas y ensalada, y pudding de chocolate, todo hecho por mí que modestia aparte salió buenísimo.
Como recuerdo imprimí un poema de Jorge Luis Borges (que adjunto en este email) que creo que es una bonita lección para todos los que estamos aquí todavía y podemos poner remedio a algunas cosas. Un mensaje positivo.

En fin, eso es todo, hubiera sido más bonito si hubiesen estado todos ustedes también. ¡Qué pena! Pero bueno, ya le haremos más homenajes, mientras tanto este ha sido solo un gesto de despedida que ella hizo por nuestra madre y nosotros teníamos que hacer por ella.

Un beso muy fuerte,

Sister


Poema de Jorge Luis Borges:

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.


Dedicado a todos los que sienten que el tiempo les pesa, los que tienen hijos a los que protegen de los males, a los que jamás fueron libres y a los que luchando por su libertad, se perdieron en el camino. La vida se vive una vez, esa lección es quizás de las más importantes que debemos aprender.

Gracias hermana, por este regalo.

Juan Carlos Domínguez Siemens

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