martes, 22 de abril de 2008

Carta a mi amigo "Rojo"

Querido amigo:

He leído con atención el editorial de “El País” que me envías como paradigma de objetividad, moderación y respuesta merecida a ciertos periodistas de España.

Mal vamos en un país donde unos que difunden su "verdad" sobre la historia como verdades indiscutibles, se arrogan el derecho a condenar a otros por defender las verdades contrarias. Triste panorama cuando desde una supuesta superioridad moral e intelectual se devuelve el insulto con uno mayor. El día en que la democracia necesite del escarnio sobre los ideales e ideas del otro, por muy mal que sean expresadas, ésta quedará en nada.

Si para defender a nuestros amigos sólo nos queda el recurso de la denigración del enemigo, caemos en el mismo fango hediondo del que tratamos de limpiar a los nuestros. El editorial, bien escrito y con un estilo literario magnífico, rezuma la misma asquerosa viscosidad que trata de combatir, así mi querido amigo no se construye nada bueno, más bien al contrario, se ahonda en la misma mugre, en la misma casposidad y el mismo enfrentamiento continuo del que España y los españoles, salvo los de siempre, sean de uno u otro lado, tratamos de huir desesperadamente, por hartura, por salud mental y porque no nos merecemos tanta podredumbre en nuestra convivencia.

Entiendo que te guste el editorial, en sus formas y en sus fondos, defiende a quien tu quieres, ataca a quien denigras y tu corazón de león se enaltece ante tanta sensatez. Lo sé porque conozco a los otros, a los que sienten lo mismo cuando leen a P.J. a Ansón o escuchan a su amado Jiménez Losantos. Hablan con el mismo entusiasmo que tú esgrimes, se les eleva el espíritu con las palabras y se llenan de ideales.

Yo, prefiero no estar ni con los HUNOS ni con los HOTROS porque en los dos discursos cuando se sosiegan los ánimos y se exponen en calma hay cosas positivas. Pero cuando se les alteran los ánimos y la verborrea se apasiona, no hay más razón que "nosotros" frente a "ellos" y en ese momento es impresionante lo que se parecen ambos discursos por desagradables, irracionales, insultantes y ofensivos. Es ese el momento en el que los HUNOS Y los HOTROS, término acuñado por Unamuno, vuelve a estar vigente como nunca en la guerra civil dialéctica en la que tratan de enfrentarnos una y otra vez.

Me niego, me niego a creer que no pueda existir otra forma de ver las cosas, de hacer política y de entender a España.


Queda tuyo afectuosamente, éste que te aprecia por encima de cualquier otra cosa, porque te valora como ser humano y no cómo animal político.

Juan C. Domínguez Siemens

1 comentario:

Márian dijo...

Juan Carlos, te leo con frecuencia y me gusta lo que leo ( El editorial del Pais, la Buena Muerte, Agapito...) pero no te lo he podido comunicar pues no sé qué pasa , pero excepto ahora, que por fin ha salido, no hay forma de que al pinchar "comentarios" se cargue. Espero que este sí te llegue ( supongo que eso les pasará también a otros que te lean y tú te quedas sin saberlo, mira sipuede corregirse. Ciao