martes, 27 de octubre de 2009

Canarios, bereberes, la independencia y la cruda realidad

Hace muchos años que más o menos sabíamos lo de nuestra sangre berebere, aunque reconozcamos que ser descendientes de vikingos, extraterrestres o de los últimos atlantes, era una posibilidad mucho más romántica y apetecible. Ahora que ya sabemos que nuestro gen es el U6b y que los científicos andan loquitos de contento y buscando su origen para localizar a nuestros Adán y Eva primigenios; me acuerdo de un amigo encerrado desde hace años en un manicomio, que me decía en sus delirios: amigo mío… la clave de nuestro origen está en Juba II rey berebere que fue el que colonizó Canarias. Como el hombre a pesar de sus locuras no era muy peligroso, yo le preguntaba: ¿y tú cómo sabes eso? A lo que me respondía: en mis viajes astrales visité la biblioteca del conocimiento universal donde está todo el pasado y el futuro escrito y allí leí la crónica del primer asentamiento.

No me extraña que acabara en el frenopático, aunque de repente me ha entrado una duda existencial, él entre otras cosas decía que el arte de momificar lo habían aprendido los antiguos canarios porque la mujer de Juba II era Cleopatra Selene o Cleopatra VII, hija de Cleopatra y Marco Antonio. Uff que susto, ¡a ver si tenemos encerrado a un vidente por loco!

No sé si fue por pura casualidad pero estos días además se celebró el día de la bandera canaria, la de las siete estrellas verdes, que en mi juventud servía para cantar en las verbenas aquello de ¡ay mamá, bandera tricolor, con siete estrellas verdes….! Canción en la que desembocaban todos los jolgorios tras los porritos de rigor y aunque no viniera a cuento.

Lo cierto es que una de los cosas que han dejado claro los genetistas es algo que también sabíamos: prácticamente toda la genética de los aborígenes que corre por nuestras venas viene por vía materna, es decir transmitida por las mujeres mientras que la de los hombres es prácticamente al 100% europea. O sea, que tal y como nos habían contado, a los aborígenes se los llevaron para venderlos como esclavos a diferentes lugares de la ancha Castilla mientras los castellanos se beneficiaban a nuestras tatatatarabuelas. La constatación de este hecho, indigna a muchos canarios que en la actualidad enarbolan su bandera anticolonialista y antigoda por ser los actores de una barbaridad, exigiendo la independencia y la reparación del genocidio.

Me recuerda a mi abuela que en un viaje a México, la acusaba un mexicano de ser una gachupina y de que sus antepasados le habían quemado los pies a Cuactemoc. A eso mi abuela le respondió muy seria y sin inmutarse: usted perdone, los que vinieron aquí a quemarle los pies a su Cuactemoc fueron sus antepasados, los míos estaban muy ocupados en esa época en Canarias.

Que los canarios queramos recuperar el acervo histórico perdido, está muy bien, que nos sintamos orgullosos de ser canarios también (de hecho, el que firma este artículo enarbola su bandera de canario allá por donde va en el mundo) pero teniendo en cuenta que el canario más aborigen que hay hoy en día en toda Canarias tiene como mínimo un cincuenta por ciento de su sangre europea (seguro que muchísimo más), no se puede acusar a los de fuera de haber hecho nada, porque fueron nuestros propios antepasados los que vinieron a esclavizar aborígenes y a casarse con las “aborígenas”. Es más, es posible que al que acusemos de godo, conquistador y usurpador sea descendiente de uno de aquellos esclavos que fueron llevados a Sevilla o a Génova y que ahora inconscientes de su genética sólo reclaman lo que nuestros antepasados les usurparon.

Pero mientras los canarios nos perdemos en los hilos de la historia, la cruda y ruda realidad se impone y nuestros políticos con sus riñas y su pleitos insulares o no, se alejan de lo importante para tomarnos el pelo como a imbéciles. Porque imbéciles tenemos que ser para tragar que nuestra consejería de turismo organice un viaje de 100 personas a Islandia para atraer turismo, viaje que nos cuesta más de trescientos mil euros a un país que tiene menos habitantes que la ciudad de Las Palmas. ¡Dito sea Dios! Por semejante paparruchada deberían de dimitir el consejero y todos los padres y madres de semejante idea/imbecilidad. Pero aquí no hay vergüenza. ¡Fuerte coraje dan estas cosas!

Pero lo que ninguno hace es ver las cosas sangrantes que se dan en nuestro día a día. Por ejemplo: ¿sabían ustedes que los canarios pagamos amortización por puertos y aeropuertos? ¿Y que significa eso? Muy sencillo, es como si a un Madrileño le pusieran una barrera en todas las carreteras de salida de Madrid y le cobraran por entrar o salir. ¿No lo han pensado nunca? Pues es lo que hay, estamos presos y pagamos cada vez que pasamos por la casilla de salida. Pero eso a nuestros insignes políticos les da igual, porque ya están pensando donde hacer el próximo dispendio a costa de las arcas, al fin y al cabo no lo pagan ellos, sale de nuestro bolsillo.

Juan Carlos Domínguez Siemens

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