lunes, 3 de agosto de 2009

La guerra de Dios

Cuenta la leyenda, que en el inicio de los tiempos, se reunieron los sabios del mundo en el palacio de la sabiduría, intentando desentrañar la filiación de Dios. Sacerdotes, sabios y magos de todos los rincones del orbe acudieron a la llamada, pronto se vio que se dividían en dos facciones: por un lado los defensores de un Dios cuya cualidad fundamental era el orden y por otro los defensores de un Dios del que provenía todo el caos del universo.

Las discusiones se alargaron varios años, cada vez más agrias y vehementes. Cada día que pasaba, más se afianzaba cada bando en su postura. Pronto la discusión atravesó las paredes del palacio y llegó al pueblo llano, también éste se dividió en dos facciones enfrentadas cada vez más violentamente.

Hasta que llegó un día en que ante la imposibilidad de continuar pacíficamente, se disolvió la reunión y las dos facciones divididas se declararon la guerra.

Llegaron al campo de batalla unos y otros invocando el nombre de Dios, queriendo por encima de todo morir en su nombre, esperando la recompensa de un cielo añorado.

Mientras esto ocurría Dios en su trono miraba divertido.

Empezaron a morir humanos en la batalla y Dios los esperaba con las puertas del paraíso cerradas. Así fueron cayendo uno tras otro todos los contendientes que terminaban impacientes en las puertas del cielo. Se miraban unos a otros con recelo ¿cómo es que tú estás aquí si no crees en el mismo Dios que yo? Se decían unos a otros con los ánimos de batalla enfriados.

Hasta el día en que murió el último, entonces se abrieron las puertas del cielo y Dios sonriente, los hizo pasar de uno en uno. Cuando iban entrando los miraba a los ojos y dándoles un fuerte cogotazo les decía: ¡¿YA APRENDISTE IDIOTA?!... y los mandaba de vuelta a la tierra a empezar de nuevo.

Fin

Juan Carlos Domínguez Siemens

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