Hace unos años, cuando empezaba a hacer mis pinitos en esto de internet y era el orgulloso propietario de una cuenta de correo en Terra (que tardaba minuto y medio en abrirse con conexión rápida); leí una carta firmada por Gabriel García Márquez haciendo una alabanza a la vida tras conocer que moría de cáncer.
Aquélla carta encogió mi corazón y me llenó de tristeza. Aquél que había llenado tantas y tantas horas de intensa lectura, me proporcionaba un último testimonio con su testamento. Achaqué a su estado terminal aquel escrito que para nada se parecía a lo que había leído e imaginado sobre él.
Pasó el tiempo, internet mejoró, se aceleró su ritmo, mi correo pasó a “yahoo” y en vez de “Navegalia” el buscador se convirtió en “Google”. Y en “Google” encontré una entrevista en la que García Márquez, lozano y viviendo una segunda juventud plena de experiencia, renegaba de la famosa carta de internet diciendo: “yo jamás habría escrito algo tan cursi aunque me estuviera muriendo” y añade “Pero siempre habrá un imbécil que crea que lo he escrito yo”
Aquellas palabras aparte de mi azoramiento interior, por las dudas, lograron dos cosas: por un lado me proporcionó una alegría inmensa, refrendada al poco tiempo cuando vio la luz el libro “Memorias de mis putas tristes” (libro que hay que leer sin prejuicios morales por cierto); y por otro me proporcionó un sentido crítico y escéptico acerca de los escritos “de autor” en internet.
Todo esto viene a cuento por dos de estos escritos que me han llegado últimamente por email.
El primero es una carta bastante guarra de Alfonso Ussía a Pedro Almodóvar supuestamente publicada en “La Razón”. Me niego a creer que Alfonso Ussía haya escrito semejante “jediondez”, Alfonso Ussía es demasiado señor como para rebajarse a un lenguaje tan barriobajero, soez y repugnante. Además de que el escrito me resultaba sospechosamente malo.
Por lo tanto hice lo que hay que hacer en estos casos y recurrí a papá Google y ahí me encontré con una carta de Ussía negando la autoría de semejante bazofia. En el escrito de Ussía hay una frase que resume toda la impotencia que puede llegar a crear internet: “No existe la posibilidad de defenderse de un impostor”.
Aunque esto no es nuevo, recuérdese que Cervantes se vio obligado a escribir una continuación del Quijote tras salir a la venta una segunda parte escrita por un tal Alonso Fernández de Avellaneda. Aunque al menos en aquella época se conocía la autoría de la falsificación, cosa que hoy en día, con el anonimato que da internet es imposible.
El caso contrario es la carta de Arturo Pérez Reverte en el XL semanal, una carta sin desperdicio que debería ser lectura obligada para todos los políticos españoles, los actuales, los pasados y los futuribles. La carta se titula: “Permitidme que os tutee imbéciles”, y en ella Pérez Reverte dice verdades como puños de las que duelen, a unos, a otros y a todos. Les dejo el enlace para los que no la hayan leído.Permitidme que os tutee imbéciles
Lo que trataba de determinar en este artículo es la necesidad de verificar la fuente para saber si el origen del escrito es veraz antes de difundirlo a través de la red. Por eso el enlace les llevará directamente a la fuente.
Juan Carlos Domínguez Siemens
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