jueves, 12 de marzo de 2009

La crisis como elemento transformador

He recibido varios email preguntándome por qué no estoy publicando nada en mi blog, la verdad es que la crisis me ha afectado profundamente en lo económico y en lo personal, hasta el punto que he cerrado el negocio. El gobierno Caboverdiano se gastó la pasta del Banco Mundial y no tienen dinero para hacer la obra (cosas de África), con lo cual mi única esperanza de sacar esto adelante se esfumó.

La muerte de los abuelos ha contribuido a cerrar un año 2008 para olvidar... o no, no lo sé. El caso es que estoy en proceso de reinventarme a mi mismo, lo que no sé es si el experimento me convertirá en el Doctor Jekyll o en mister Hide, el tiempo lo dirá. Intento encontrar en la crisis el elemento positivo que sea el motor para un cambio. Creo de hecho que el mundo está en proceso de cambio profundo. Dentro de pocos años miraremos hacia atrás y nos sorprenderá el constatar como éramos, como vivíamos y sobre todo cual era nuestra escala de valores y prioridades.

La crisis, esta crisis al menos, no es una crisis financiera ni económica, es una crisis mucho más profunda, es una crisis del ser humano, de valores, de ética de moral y sobre todo y por encima de todo es una crisis espiritual. La sociedad es la suma de todos los miembros de una comunidad, esa suma crea un ente que aunque vive independiente de lo que es cada uno es a su vez un ser vivo que se parece a todos. Por eso, ésta no es una crisis de unos pocos o de muchos es la crisis de todos, aunque tu dinero esté a salvo y a buen recaudo, aunque tu trabajo sea estable y no esté comprometido, aunque no notes grandes cambios en tu vida. La crisis te va a llegar, porque "crisis" es sinónimo de cambio y la sociedad está en un proceso de cambio.

Toda crisis llega por su camino natural a la catarsis y la catarsis es el momento de la purificación, donde lo viejo muere y lo nuevo aparece. En biología, la crisis se produce cuando el gusano de repente incómodo y dolorido se teje un capullo para protegerse de un exterior que le resulta insoportable, la catarsis llega cuando tras un periodo de tiempo rompe el capullo y sale al exterior reconvertido en mariposa. El proceso es seguramente doloroso y si el gusano es consciente de sí mismo, seguramente lo ve como su propia muerte, sólo que renace para ser otro ser y volar libre.

Es por esta razón que los místicos desde la antigüedad eligieron la mariposa monje como el animal más espiritual y hermético, pues le da sentido a la transformación que debe llevar a cabo todo ser humano. "Hay que morir para poder comenzar a vivir".

Lo difícil es saber que parte de nosotros debe ser sacrificada en el altar purificador en aras de permitir que el nuevo ser nazca libre de verdad, para que sus alas le permitan volar sin lastre en la nueva vida que le espera. Todos los seres humanos tenemos tendencia a considerar como parte de un "Yo" completo y sano una serie de superestructuras internas que no son más que muletas que nos lastran. Por eso el gusano necesita pasar por el proceso interno en el capullo, pues ´sólo en el silencio encuentra la parte de su "Yo" real que merece la pena ser salvado, el resto debe morir.

Ahora llega el momento de la reflexión, de tejer el capullo que me envuelva para poder encontrar cuanto de mí debe morir, pues debo reconocer que no me gusto demasiado, pero también soy capaz de reconocer que quizás no todo lo que no me gusta deba ser ser extirpado sino más bien aceptado. En el momento de la catarsis, que llegará, imagino que se lo haré saber... o no, pues todo dependerá de la criatura que renazca.

Juan Carlos Domínguez Siemens

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