martes, 9 de septiembre de 2008

Doña Pepa, Néstor Álamo y la parcela con vistas

Tenía yo doce años, es decir hace tantos que mis hijos ya se ríen de mi al respecto,cuando escuché en casa de mi abuela una conversación surrealista. Mi abuela Pepa había ido con su intimo amigo, Néstor Álamo y se habían comprado una parcela con vistas. La reacción de mi abuelo mi padre y mis tíos me dejó un tanto perplejo. Le dijeron que si estaba loca que si tal que si cual... y yo ajeno a la conversación que oía de pasada no entendía demasiado la oposición familiar puesto que lo que si sabía es que mi abuela tiene gran olfato para los negocios. Al final me enteré de que la parcela era en el cementerio de San Lázaro, entonces comprendí un poco el recochineo de uno de mis tíos acerca de las vistas.

Claro... a mi a aquella edad también me pareció hasta macabro que alguien se vaya al cementerio a comprarse una parcelita. Lo que nunca imaginé es que mis hermanos y yo íbamos a terminar frecuentándolo con más asiduidad de la que hubiéramos debido y que el primer habitante de la parcela iba a ser mi hermano Jorge, al poco tiempo de tenerla. Al cabo de unos años le tocó el turno a nuestra madre y unos años más tarde llegó nuestro abuelo Juan, el marido de la abuela Pepa. Cada visita al terrenito, que algunas veces me ha servido como lugar de reflexión a la sombra de un árbol y en medio de la calma y el sosiego que dan los cementerios, he pensado que mi abuela tuvo una idea genial. No es lo mismo poderte sentar en un banco y disfrutar de la sombra y la paz en un lugar que es tuyo, que tener que estar de pie frente a una construcción donde se amontonan los nichos. Sobre todo cuando se trata de rendir un pequeño homenaje a tus propios muertos.

Cada vez que he ido, he pasado frente a la tumba de Néstor Álamo, el amigo de mi abuela, vecino de parcela. La primera vez que fui leí su epitafio (no lo recuerdo, pero prometo publicarlo) y vi las flores en su tumba, nada sorprendente si no fuera porque Néstor Álamo estaba vivo todavía cuando iba a rezar a su propia tumba por su eterno descanso. (Néstor Álamo era así)

Para los que no lo sepan, Néstor Álamo fue el compositor de una de las canciones de culto a la isla de Gran Canaria, que ha dado la vuelta al mundo cantada por el gran tenor Alfredo Kraus, “Sombra del Nublo”. Lo que poca gente sabe es que cuando terminó de escribirla fue corriendo a casa de mis abuelos y excitado les cantó por primera vez el “Sombra del Nublo” para que la oyera su amiga Pepita Arias.
Ayer murió mi abuela Pepa, murió exactamente igual que como había vivido, ilusionada por volver a andar -estaba ejercitándose todos los días en el gimnasio-, organizándole la vida a las monjitas -el día anterior había estado ayudando a cuadrarles las cuentas-, coqueta y creyente -la muerte la sorprendió mientras se empolvaba y acicalaba para ir a misa-

He escrito cosas sobre ella en este último mes, quizás inconscientemente, sabía que vivía sus últimos días sobre la tierra. Ya lo he dicho, mi abuela era una mujer muy especial, excepcional en todos los sentidos. Pero sobre todo lo que ella fue y con toda la pasión que puso en su vida, que fue mucha, me quedo con un rasgo de ella que es el que creo que le ha dado una buena muerte: fue una mujer que le supo dar "al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios". Supo vivir siendo ella misma, sin dudar nunca de que lo que hacía era lo correcto, pero su espíritu de sacrificio y su entrega a los demás cuando la necesitaron junto con su fe inquebrantable en Dios, le dieron una paz y una tranquilidad de conciencia, que la llevaron a vivir la más dulce de las muertes.

Hoy la enterramos, junto a su amado esposo Juan, el amor de su vida y teniendo de vecino en el terrenito a Néstor Álamo, que seguramente la esperaba con impaciencia para cantarle todas sus nuevas canciones.

Abuela... descansa en paz, no alborotes demasiado y recuerda que San Pedro lleva casi dos mil años haciendo lo mismo, no le hace falta que le reorganicen el cielo.

Juan Carlos Domínguez Siemens

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias.
Tu prima Cristina

Márian dijo...

No te he podido leer por estar fuera y otros muchos enredos, pero siento que hayas perdido a otra abuela ( y tan genial comola describes, es una suerte para ustedes haberla tenido ) Un abrazo
márian ( la de "en zapatillas )