lunes, 19 de mayo de 2008

LA SOMBRA

Hacía años que la sentía, siempre rondando a mi paso. Detrás de cada puerta y ventana, en cada recodo de cualquier camino. Algunas veces la sentía debajo de la cama o escondida detrás de mis corbatas en el armario. De vez en cuando, alguna temporada, la perdía de vista, pero siempre volvía. Su presencia oscura la podía presentir en todas partes.
Acostumbré mi vida a no estar cuando decía que iba a estar y a no permanecer cuando se suponía que lo iba a hacer. Era mi forma de defenderme de ella, se convirtió en mi habitualidad, mi constante huida de aquel ser que me perseguía.
Hacía tiempo que la había dejado atrás, pensé que había ganado en el juego del escondite. Pero ayer, como nunca antes, supe que su presencia estaba cerca. Tan cerca, que harto de tanta huida me abalancé hacia la puerta. La abrí de sopetón, espetando un furioso ¿¡quien coño eres y que quieres!?
Su oscura figura, lejos de sorprenderse me miró con ojos acuosos y con una sonrisa triste de disculpa, me dijo:
-Hola, soy yo, tu pena y tu dolor ¿te acuerdas de mí?
-Pero… ¿Por qué me persigues? Sabes que no quiero saber nada de ti
-Lo sé, lo siento, ¿pero no ves lo grande y fuerte que me estoy haciendo? ¿No te das cuenta de que cada día que pasa y me rehúyes mi presencia es mayor? En este momento aún puedes vencerme, también puedes intentar seguir huyendo de mi, pero… ¿por cuánto tiempo?
- No lo sé, el que haga falta, no te quiero en mi vida.
-¡Ja! ¿Qué no me quieres en tu vida dices? Pero si cada día estoy más en ella, me sientes en cada uno de tus actos, ya no te sirve moverte ni ser caótico, porque te has convertido en previsible. ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que ya sea invencible para ti?
-¿Qué me quieres decir con eso?
-Que ni cien cigarrillos al día, ni nada de lo que haces para defenderte te van a ayudar ese día. Que en este momento me acrecientas con tu miedo, pero que llegará un día en que tu miedo será real y ese día me convertiré en un monstruo y me adueñaré de ti, no podrás hacer nada por evitarlo y destruiré tu vida.
- ¿Y qué quieres que haga?
- Que me ames y me tomes, que te fundas conmigo y nos liberemos los dos, que dejes de huir de mi.
- No, no puedo, ahora no tengo tiempo, quizás más adelante, cuando me sienta con fuerzas.
Dicho esto le cerré la puerta en las narices, respiré hondo e hice las maletas para emprender un nuevo viaje a ninguna parte. La huida continúa….






¿FIN?

No hay comentarios: