martes, 15 de abril de 2008

La Buena y La Mala Muerte

La Buena Muerte y su hermana gemela, La Mala Muerte, viven al final de las largas Ramblas de La Vida.

Existe un lugar en el mundo donde las hermanas Muerte tienen su casa, este lugar se llama, "Ciudad Perdida". Da igual en el fondo el país o continente donde se encuentra esta ciudad, porque realmente podría estar en cualquier lado. Sus inviernos son crudos como los del norte, sus primaveras suaves y lluviosas, sus veranos tórridos y en sus otoños las calles se llenan de hojas marchitas, que tiñen el pavimento de pardo rojizo.

Las hermanas Muerte eligieron esa ciudad como podían haber elegido cualquier otra, aunque en realidad lo que las terminó de decidir fueron los nombres de las calles. La avenida principal se llama "Las Ramblas de La Vida", es una avenida larga y sinuosa, llena de arboles y zonas verdes, con parques y zonas de recreo, que cruza la ciudad de punta a punta.

Las Ramblas tienen muchas bocacalles con callejones, avenidas, paseos y bulevares. La calle de la amargura es una de las principales y en su esquina se sitúa la gran catedral de la ciudad. Le sigue la avenida del silencio, la calle de la soledad, el callejón de los desconsuelos, la calle de la alegría... y así sucesivamente hasta llegar a un final en pendiente, donde ya no se ven flores y los árboles escasean. Allí Las Ramblas de La Vida se cortan abruptamente, justo donde debería estar la salida de la ciudad y se abre en forma de Te con dos calles sin salida.

A la derecha está la calle de El Miedo, es una avenida ancha peatonal, donde la gente camina deprisa hacia una hermosa casa que se divisa al final de la misma. La casa es en realidad una mansión estilo victoriano, rodeada de enormes jardines, la puerta de la casa es altísima, pero sólo cabe una persona de lado. El ritmo frenetico de llegada se frena en la entrada donde se forman largas colas de gente sola aunque en medio de un silencioso gentío. Lo que más llama la atención cuando uno mira hacia los grupos que van llegando hasta allí es que nadie cruza la mirada con nadie y todos los rostros están desencajados, solo echan un vistazo hacia la puerta y tras aguardar su turno se precipitan dentro, algunos empujando. El caserón los engulle uno tras otro, sin ruido, en un silencio sepulcral.

Lo que hay detrás de esa puerta, sigue siendo un misterio, pero siendo la casa de La Mala Muerte, sospecho que hay mucho rencor, mucha soledad, mucha herida sangrante y demasiado frío, porque La Mala Muerte hiela el corazón de quien la conoce.

Volviendo atrás a las ya peladas Ramblas de La Vida, a la izquierda frente a la Avenida del Miedo hay un callejón en penumbras, maloliente, pedregoso, espinado y abrupto, se llama El Camino del Perdón.

Es éste un camino con baches, fango hediondo y putrefacto y con mil vericuetos, la única forma de entrar es sólo y desnudo. Una vez dentro resbalas irremisiblemente hacia un hondo charco de heces, que además está a temperaturas bajísimas todo el año. Se tarda horas en salir de allí y cuando se logra superar se encuentra uno en en un paramo gris cubierto de zarzas hasta las faldas de una colina oscura y tétrica coronada por una única casona sin ventanas ni puerta. Se tarda días en atravesar el zarzal, los que logran llegar hasta allí van cubiertos de heridas sanguinolentas y purulentas. Y saben que aún les queda lo peor.

Lo curioso del Camino del perdón es que aunque se emprende sólo, nunca se llega sólo. Hay una tremenda fuerza de ánimo y compañerismo en los que lo acometen, se ayudan unos a otros a alcanzar la meta, es un camino en el que tampoco hay silencio, se oyen gritos, una veces de desanimo, otras de miedo, otras de dolor y hay llanto, mucho llanto, pero del de verdad, del que se respeta. Cuando alguno cae y no puede seguir siempre encuentra una mano que le ayuda incorporarse.Los que logran subir y llegar arriba son recibidos por La Buena Muerte.


La Buena Muerte no pone las cosas fáciles a nadie, el camino del perdón es un camino duro, el más duro que puede emprender un ser humano, pero la Buena Muerte al contrario que su gemela, es piadosa, reconfortante, luminosa y brillante. La Buena Muerte te acoge, restaña tus heridas y te da luz para el ultimo viaje. La Buena Muerte te enseña lo que hay detras y dirige y acompaña tus pasos en el más allá. Porque tras el perdón sigues limpio tu camino. Pero eso Ella no quiere que lo cuente en esta historia.

Juan Carlos Domínguez Siemens
14/4/2008

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó!! Alan

Anónimo dijo...

Muy bien Juan Carlos, tienes madera...
Angel

Anónimo dijo...

Acabo de entrar y no me ha dado tiempo de leer nada. Ya lo haré fuera del trabajo. Simplemente quería que supieras que vine a hacerte una visita... Ángeles

Anónimo dijo...

Crítica. Me gusta leer tus relatos cortos porque son amenos y agradables a la lectura, en general son buenos, pero en mi opinión no deberías poner fotos y dejar que la gente se imagine la historia como cada uno quiera, ya que condiciona bastante cuando ves una foto. Bueno chorraditas a parte, "la buena y mala muerte" no ha sido un cuento que me haya cauitavado tanto como otros que hayas escrito, aunque esta muy bien. Pero creo que es un poco liante el nombre de tantas calles. Al menos yo tuve que releerlo para enterarme. Me gustan más las historias relacionadas con personas que has ecrito anteriormente. Tengo que recordarte que me debes un relato (o mejor llamarlo reto) y espero que pronto lo pongas en marcha si es que no lo has puesto ya. Sigue así y ánimo!
TU seguidora más fiel.

Anónimo dijo...

Las fotos quedan muy bien y reflejan cómo el escritor imagina su historia. A mi si me ha gustado el de "La Buena y La Mala Muerte" y el nombre de las calles es lo que da sentido a la historia. Yo no tengo que recordarte nada, porque lo que se regala no se debe. Por cierto, me alegro de que La Buena Muerte esté a la izquierda.